O homem puro tem meios de ser forte. Ele pode numas horas de impulso fazer loucuras. E por isso os Srs. De repente encontra uma mulher qualquer, essa mulher domina a ele. Por que? E por isso eu digo aos Srs. Eu tive que passar por isso. De tal maneira o ambiente era oposto. E senti toda a necessidade de enfrentar, tive que enfrentar, foi uma batalha, uma coisa horrorosa, tudo o mais! Mas acabou acontecendo que Nossa Senhora me ajudou, eu enfrentei.
E vou mostrar inteiro como eu sou! Havia uma Igreja onde ia boas parte da sociedade que eu frequentava. Mais tarde era a hora dos elegantes. Ia menos para rezar do que para enfrentar.
Quando a igreja estava cheia de conhecidos, eu ali no meio deles, cumprimentos e tal. Batia o sino, entrava o padre para a missa, o missal, o coroinha, etc. Uma coisa louca assim. E eu notava as risotas, outros acompanhavam assim Mas eu estava quebrando as ambiguidades.
Eu quis queimar a esquadra, quis queimar a retaguarda. Nossa Senhora me ajudou, queimei. Eu queria que os meus filhos do Chile todos queimassem a retaguarda! Em que sentido? Os Srs. E eu quando era pequeno, ia tomar banho, eu tinha muito medo de tomar banho de mar por causa disso. Era o sarcasmo, eu homem era medroso, e ela menina era corajosa.
Eles venceram. Vamos aprender no D. Eu vou terminar contando dois fatinhos da vida de D. Estava hipnotizado. Chautard precisou, durante a guerra, tratar com ele certos assuntos da trapa dele. O Clemenceau detestava as trapas, porque dizia que eram homens inativos, que era preciso que todos fossem para a guerra, etc. Chautard foi falar com o Clemenceau. Chautard pam! Meus caros! Conversa com Sr. Eles queriam abandonar tudo e ficar eremita. Eles querem ser. O que ele toca no mundo?
Sobretudo se for dinheiro! Eu sou assim comigo. Mosca de boa vontade que o picou e aboliu os efeitos do pecado original quem? Ele dava o exemplo do Dr. Ele tudo fazia por sentimento. E se Dr. Paulo fizesse alguma coisa bem feita, todo o mundo elogiava, porque ele aparecia como um homem que foi picado por uma mosca de boa vontade. A mosca de boa vontade picou a ele, e ele passa a fazer todas as coisas por virtude, porque foi picado por uma mosca de boa vontade.
Nessa hora a gente reza. Viu antes Antoine expondo, depois viu-me a mim expondo. Viu os srs. Imagine que eu estou Os srs. Entre para dentro logo! E reparava aos olhos de Deus os pecados dos homens. Agora chegou o momento, etc. Bem, era ali o sofrimento supremo.
Separou, acabou! Gugelmin entra na sala] E que E que esses sofrimentos, vejam bem, fazem parte do significado da vida. Deus os quer, os amou gratuitamente de um modo especial, sem que fizessem nada para serem mais amados, mas Deus os amou gratuitamente assim.
Pode parecer duro, ter que enfrentar uma vida assim. E ali se realizou o reino dEle. Porque os srs. Aqui em frente tem uma confeitaria italiana, uma tal Brunella uma coisa assim. No fundo aquele que realizou a vontade de Deus, esse venceu! Eu vou lhes dar um exemplo. Por exemplo, na sede cardeal Segura e Saenz. Dado muito alegria sim. Dado como tristeza apenas o ver a tristeza dela.
Nenhuma outra tristeza. Agora, meu filho, a sua primeira pergunta qual foi? Foi lendo o D. Ora, eu queria absolutamente atrair gente.
E, portanto, por causa disso tinha que tentar ser santo. Se fosse vazio o apostolado, seria vazia a minha vida. E que por isso estava todo o problema resolvido. Eram dificuldades de apostolado. Esse rapaz depois perdeu-se. E que eu preciso absolutamente descansar mais um pouco, porque tive uma semana que talvez tenha sido a mais fatigante de minha vida. Que Nossa Senhora a todos os ajude. Mas eram rapazes altos, muito calmos e muito bem apessoados.
Eu vi que eles entraram num botequim e compraram qualquer coisa. Continuei conversando com os outros com toda a calma. Quer dizer, uma vida de nababo, muito rico, para isso casar com uma mulher muito rica — porque ser business man nunca me atraiu de nenhum modo — e viver pelo menos meio tempo no Brasil, pelo menos meio tempo nos esplendores da Europa. Pessoal, vantagem pessoal. Chautard O que me serviu muito para isso foi D.
Chautard, porque D. Chautard diz. Eu vou dizer mais ainda. Eu li isso quando tinha mais ou menos No podr tener este mnimum de recogimiento si no me ejercito en mantener la presencia de Dios durante el da, mediante jaculatorias, comuniones espirituales, etc. Sin ese recogimiento, los pecados veniales abundarn en mi vida, sin tan siquiera llegar a sospecharlo.
Para que no me d cuenta del estado lamentable de mi alma, el demonio tratar de ilusionarme con ciertas apariencias de piedad o de caridad, etc. Pero mi ceguera me ser imputable, por haber abandonado el recogimiento. Octava verdad. Mi vida interior ser lo que sea la guarda de mi corazn: Guarda ante todo tu corazn, porque de l procede la vida Prov. Esta guarda del corazn no es otra cosa que la solicitud habitual o al menos frecuente para preservar todos mis actos, a medida que los realice, de todo lo que pueda viciar su mvil o su realizacin.
Una solicitud tranquila, suave, sin violencia, pero al propio tiempo fuerte y decidida, porque es propia de un hijo que trata de agradar en todo a Dios. Es un trabajo del corazn y de la voluntad ms que de la inteligencia, la cual debe hallarse libre para poder cumplir lo que le pide el momento presente. Lejos de dificultar la accin, la guarda del corazn la perfecciona, ordenndola segn el espritu de Dios y los deberes de estado.
Este ejercicio se puede practicar a todas horas. Es un mirar con el corazn internamente, con pureza de intencin, sobre la manera cmo voy haciendo cada cosa, a medida que la voy haciendo. Es la exacta observacin del Haz lo que haces. El alma, como un centinela, vigila los movimientos de su corazn y en especial lo que ocurre en su interior, es decir, las impresiones, intenciones, inclinaciones, en una palabra, sus pensamientos, palabras y acciones.
A un alma disipada, que no vive el recogimiento, le ser casi imposible practicar, sobre todo al principio, esta guarda del corazn. Pero no hay que desanimarse, con la prctica poco a poco se puede conseguir. A lo largo del da me tengo que preguntar con frecuencia: A donde voy y a qu?
Qu hara Jess ahora? Cmo se conducira l en mi lugar? Qu me aconsejara? Qu es lo que quiere l de m en este momento? La guarda del corazn resulta mucho ms fcil cuando el alma se dirige a Jess por Mara. Para el que reconoce su pobreza y limitaciones, el recurso a esta buena Madre viene a ser como algo espontneo que nace del corazn. Novena verdad. Jesucristo reina en el alma que aspira con amor a imitarle de verdad en todo momento. Dos grados hay en esta imitacin: 1 El alma se esfuerza por hacerse indiferente a las criaturas, sean conformes o contrarias a sus gustos.
Como Jess, ella no quiere otra regla de sus actos que la voluntad de Dios. He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado Juan 6, Cristo no trat de complacerse a s mismo Rom 15,3. Es la accin contraria a la naturaleza que emprende todo aqul que trata de imitar la pobreza del Salvador y su amor a los padecimientos y humillaciones. Entonces el alma llega a conocer a Cristo de verdad: El Cristo que vosotros habis aprendido conforme a la verdad de Jess Efesios 4, Dcima verdad.
En cualquier estado en que me encuentre, Jess me ofrece, si soy fiel a la gracia, todos los medios para llegar a una vida interior que me asegure su intimidad y me permita acrecentar su vida en m. Entonces mi alma, a medida que vaya progresando, se mantendr alegre en medio de las pruebas e infortunios de la vida, verificndose as estas palabras de Isaas: Amanecer tu luz como la aurora y llegar pronto tu curacin y delante de ti ir tu justicia y la gloria del Seor te acoger en su seno.
Invocars entonces al Seor y te oir con benignidad; clamars y te dir: Aqu me tienes Y el Seor ser tu gua constante; y llenar tu alma de resplandores y vigorizar tus huesos; y sers como huerto bien regado y como manantial perenne cuyas aguas no se secarn jams Isaas 58,8,9, Undcima verdad. Jesucristo quiere que me santifique haciendo apostolado, y que sea l la vida este apostolado. Mis esfuerzos, de suyo, nada son y nada valen: Sin m nada podis hacer Juan 15, 5.
Slo sern tiles y bendecidos de Dios, si en virtud de la vida interior, los realizo en unin con Jess. Slo as darn mucho fruto: Todo lo puedo en Aqul que me conforta Filipenses 4, Si brotan de mi autosuficiencia, de la confianza en mis propios talentos, o del afn de lucirme con el xito, sern reprobados por Dios; porque sera sacrlega locura pretender arrebatar a Dios algo de su gloria para drmela a m. Esta conviccin, lejos hacerme pusilnime, constituir toda mi fuerza, y me impulsar a acudir a la oracin para asegurarme la ayuda de Dios y el fruto apostlico.
Convencido de la importancia de este principio, har un serio examen de m mismo, para averiguar: a si se ha debilitado mi conviccin acerca de la inutilidad de mi accin cuando obra sola, y de la gran fuerza que tiene cuando va unida a la de Jess; b si soy inexorable en excluir toda complacencia y vanidad, y toda satisfaccin propia en mi vida de apstol, mantenindome en una desconfianza absoluta de mi mismo; c y si pido a Dios que vivifique mis obras y me preserve del orgullo, que es el primero y principal obstculo para que me ayude.
Este CREDO de la vida interior, cuando llega a ser para el alma el fundamento de su existencia, le asegura ya en este mundo una participacin de la dicha del cielo. La vida interior es vida de predestinados, porque responde al fin que Dios se propuso al crearnos.
Responde tambin al fin de la Encarnacin: Dios envi al mundo a su Unignito para que vivamos por El 1 Juan 4,9. Es un estado bienaventurado porque el fin del hombre consiste en vivir unido a Dios, su Creador y Redentor Santo Toms de Aquino.
Toda su felicidad se encuentra ah; pues si bien es verdad que se encuentran espinas en esta vida por de fuera, en cambio, el interior se encuentra lleno de rosas, todo al contrario de lo que sucede con los goces y alegras del Esto es lo que al santo Cura de Ars le haca exclamar: Cun dignas de compasin son las gentes del mundo! Es tambin la vida interior un estado celestial. Porque l alma viene a ser un cielo anticipado, porque puedo cantar como Santa Margarita Mara: Poseo en todo tiempo y llevo en todo lugar el Dios de mi corazn y el corazn de mi Dios.
Es, en fin, el principio de la felicidad eterna S, Toms de Aquino. La gracia es el cielo en germen. San Benito viva consigo mismo, nos dice S. Gregorio el Grande, mientras en Subiaco daba principio a su Regla, que tanto bien ha hecho en el mundo. Es lo contrario de lo que les ocurre a la mayora de nuestros contemporneos. Vivir consigo, vivir en s, querer gobernarse a s mismo, y no dejarse gobernar por las circunstancias, sujetar la imaginacin, la sensibilidad y aun la memoria y el entendimiento a la voluntad, y someter incesantemente esta voluntad a la de Dios es un programa que cada vez se aprecia menos en este mundo tan agitado, donde se valora tanto la accin por la accin.
Cualquier pretexto es bueno para eludir esta disciplina de nuestras facultades. Los negocios, la familia, la salud, el propio prestigio, las necesidades de la empresa, hasta la pretendida gloria de Dios, nos importunan constantemente para que no vivamos en nosotros mismos. Esta especie de delirio exterior ejerce sobre nosotros un atractivo irresistible. En vista de esto, podr extraarnos que la vida interior sea tan desconocida? Desconocida, es muy poco decir; a veces es menospreciada y hasta ridiculizada, por aquellos mismos que deberan apreciar ms que nadie sus ventajas y su necesidad.
Tienen que ser los Papas los que nos pongan en alerta al apstol sobre los peligros que se siguen de poner toda la confianza en la accin, olvidando el cultivo de la vida interior. A fin de evitar el trabajo que lleva consigo la vida interior, el apstol llega hasta desconocer la excelencia de la vida con Jess, en Jess y por Jess y hasta olvidar que en el plan de la Redencin todo esta fundado sobre la vida eucarstica y edificado sobre la roca de Pedro.
Estos admiradores del activismo apostlico relegan lo esencial a un segundo plano. Aunque crean tericamente en la presencia real de Jesucristo en la Eucarista, estiman como una prdida de tiempo la adoracin ante el Santsimo expuesto, que no se adapta a las exigencias de la vida moderna. La comunin, para ellos, ha perdido el sentido que tena para los primitivos cristianos. Creen en la Eucarista, mas no ven en ella el elemento de vida imprescindible para ellos ni para sus obras.
Y como no tienen ninguna intimidad ni familiaridad con Jess-Eucarista, la vida interior se les antoja uno de tantos recuerdos de la Edad Media. Al orles hablar de cmo desarrollan su apostolado, podra creerse que el Todopoderoso el que con solo su palabra cre los mundos de la nada , no puede prescindir de su actividad. Llevados de un culto exagerado por la accin se entregan a rienda suelta al trabajo exterior, viviendo fuera de s mismos. Estn convencidos de que la Iglesia, la dicesis, la parroquia, la congregacin religiosa, etc.
En el fondo del corazn impera la presuncin y la falta de fe. Incluso a veces llegan al agotamiento por su actividad incesante, y si se les ordena que aminoren su actividad, apenas hacen caso.
La excitacin por la accin se ha hecho en ellos como una segunda naturaleza, que le impulsa a no parar ni descansar, movidos por mltiples trabajos que les aturden.
Les repugna la vida interior y no se dan cuenta de que solo ella puede curar su anemia espiritual. El barco navega a todo vapor, dirigido par un capitn que est muy ufano de la velocidad de su marcha, pero como carece de un buen timonel, va sin rumbo fijo y corre riesgo de naufragar. Porque lo que ante todo quiere el Seor es que se le adore en espritu y en verdad. Pero el apstol que est encandilado de las obras y se deja llevar por el activismo, se engaa pensando que da mucha gloria a Dios con los xitos aparentes que logra.
Esta forma de pensar y de actuar explica la gran estima que muchos tienen en la actualidad por las obras sociales de la Iglesia escuelas, Se desprecia la inmolacin oculta, y se califica de gente perezosa y rara a los que viven ocultos en la soledad de los claustros, aunque tengan ms ardor por la salvacin de las almas que los ms incansables misioneros.
Y se llega incluso a ridiculizar a los apstoles que consideran indispensable robar algunos instantes a su tiempo, por muy ocupados que estn, para ir a purificar e inflamar su celo apostlico ante el Sagrario, implorando al Husped divino que bendiga su apostolado. Este libro no va dirigido a aquellos ilusos apstoles que rinden culto al reposo y a la ociosidad, y se engaan con una falsa piedad, dejndose llevar por un egosmo que no mira ms que su tranquilidad y comodidad, y no la salvacin de las almas.
Este libro va dirigido a aquellos apstoles generosos, que por causa de su celo y entrega a los dems, estn expuestos a descuidar su propia vida interior, clave de la fecundidad apostlica.
No podemos ni imaginarnos la actividad infinita que existe en el seno de Dios. La vida interior del Padre es tal, que engendra a una persona divina, el Hijo. Y del amor que se tienen el Padre y del Hijo, procede el Espritu Santo. Este Espritu Santo es el que en el da de Pentecosts inflam el corazn de los apstoles, cuando estaban reunidos en oracin en torno a la Virgen Mara, en el celo por la salvacin de las almas.
Porque estaban en oracin, el Espritu Santo les comunic esa vida interior, principio de la abnegacin y de la actividad de todo apstol. Pero todo procede de una intensa vida de oracin.
Nada ms falso, por tanto,. Este ltimo, con mucho, es el ms gravoso de los tres siempre que se tome en serio, y el que procura los mayores consuelos.
Es tambin el ms importante, porque perfecciona, no alguna condicin del hombre, sino al hombre mismo. Sin embargo, cuntas personas se jactan de los xitos que logran con los dos primeros, por la fortuna, fama y ventajas que les procuran, mas qu reacias se muestran cuando se trata de trabajar por adquirir las virtudes!
En este caso, no manifiestan ms que pereza y descuido. El esfuerzo constante por dominarse a s mismo, para no hacer otra cosa que lo que agrada a Dios, es el ideal del hombre de vida interior.
Unido a Jesucristo en todo momento, tiene siempre en mente el fin que persigue y lo juzga todo a la luz del Evangelio. As, repite con S. Ignacio: A dnde voy yo? Todas sus facultades, inteligencia, memoria, voluntad, sensibilidad, imaginacin y sentidos, se subordinan a este fin. Pero cunto esfuerzo y violencia tiene que hacerse para conseguirlo! Ya se mortifique o se divierta, ya estudie o acte, ya trabaje o descanse, tanto si procura el bien como se aparta del mal, en sus alegras o tristezas, en sus esperanzas o temores, ya est indignado o tranquilo, siempre y en todas las cosas, mantienen constantemente el timn de su vida orientado en la direccin de la voluntad de Dios.
En la oracin, y sobre todo al pie del Sagrario, se asla completamente de las cosas visibles, para poder tratar con el Dios invisible, como si viera al invisible Heb 11, Y lo procura, por muchos trabajos apostlicos que tenga que realizar. Es el estilo de vida de S. Pablo, y que l tanto admiraba de Moiss. El amor en Dios es siempre comunin, no slo en su vida ntima, sino tambin en sus relaciones con las criaturas.
Dios manifiesta y comunica su amor a los hombres dndoles parte den su vida e invitndolos a la comunin con l. A medida que el cristiano se abre a la efusin del amor divino y vive en comunin con Dios, queda envuelto en el dinamismo de ese amor y, por tanto, es movido a transmitirlo a los hermanos, para que tambin ellos estn en comunin con el Padre y con su Hijo Jesucristo 1 Juan 1,3. Grabiel de Sta. Magdalena OCD. Ni las adversidades de la vida ni las tempestades levantadas por las pasiones, ni ninguna otra cosa es capaz de desviarlo de esta lnea de conducta.
Y si en algn momento flaquea, inmediatamente se levanta y reemprende decidido su camino. No hay trabajo comparable a ste! As se explica que Dios recompense ya en esta vida con consuelos inefables al que no desmaya en esta empresa. Todo lo contrario de una vida ociosa y descansada.
Quien lo ha experimentado, perfectamente lo entender. Cuntas veces estaramos dispuestos a trabajar largas horas en una ocupacin fatigosa, en vez de hacer bien media hora de oracin, participar activamente en la Santa Misa, o rezar la Liturgia de las Horas.
As lo reconocen muchos apstoles, lo que ms les cuesta, no es precisamente la accin, sino la oracin; sienten como un alivio cuando acaba sta y suena la hora de la accin.
Cunto les cuesta a algunos permanecer durante quince minutos en accin de gracias despus de la comunin! Y cunta repugnancia sienten algunos a entrar en un retiro de tres das! Desprenderse por tres das de la vida que llevan, tan llena de ocupaciones, para dedicarse nicamente a lo sobrenatural, para vivir a la sola luz de la fe, olvidando todo para no tener presente ms que a Jess; permanecer a solas con uno mismo, darse cuenta de las propias enfermedades y debilidades del alma; hacer un profundo examen de la vida tal perspectiva es la que hace retroceder a muchos, dispuestos por otra parte a soportar toda clase de fatigas cuando se trata de una actividad puramente natural.
Y si slo estos tres das de semejante ocupacin les parecen tan penosos, qu sentiran si tuviesen que dedicar toda su vida entera a la oracin y contemplacin? Verdad es que en este trabajo de la vida interior la gracia contribuye a hacernos el yugo suave y la carga ligera. Pero, cmo tiene que trabajar y esforzarse el alma! Cunto le cuesta poner en prctica las palabras del Apstol: Nuestra morada est en los cielos!
Es que el hombre como dice Santo Toms est situado entre las cosas de este mundo y los bienes espirituales, en los que se encuentra la felicidad eterna. Cuando ms se apega a los unos, ms se aleja de los otros. Conforme ms asciende en unos, como en una balanza, ms desciende en los otros. El pecado original ha trastocado de tal manera nuestra alma, que nos cuesta enorme trabajo este doble movimiento de atraccin y repulsin. De ah que para restablecer el orden y equilibrio del hombre, se requiera gran sacrificio y esfuerzo.
Hay que reconstruir todo un edificio derrumbado y de preservarlo de posteriores derrumbes. Hay que arrancar y apartar constantemente los pensamientos mundanos mediante la vigilancia, la renuncia y la mortificacin; hay que reformar el propio carcter y seguir el ejemplo de Cristo, hay que luchar contra la disipacin, la ira, la vanidad, el orgullo, la dureza de corazn, el egosmo, etc.
Es toda una naturaleza corrompida que hay que purificar. Hay que resistir a los incentivos inmediatos del placer, esperando una felicidad eterna, a la que todava no hemos llegado. Hay que desprenderse de todo lo que nos resulta apetecible sobre la tierra; sacrificar los deseos terrenos, las codicias, concupiscencias, los bienes exteriores, la voluntad propia, los criterios personales Y, sin embargo, todo esto no es sino la parte negativa de la vida interior, la lucha cuerpo a cuerpo que haca gemir a San Pablo Rom 7, y que el P.
Ravignan expresaba con estas palabras: Me preguntis que he hecho en el noviciado. Se lo voy a decir: ramos dos, he arrojado al otro por la ventana y me he quedado solo. Tras este combate sin tregua contra un enemigo siempre dispuesto a atacar, viene la parte positiva: reparar los ultrajes hechos al Seor, aficionar el propio corazn a las bellezas invisibles de las virtudes, imitar en todo a Jesucristo, esforzarse por vivir siempre confiando en la Providencia Es todo un vasto trabajo el que se presenta a nuestros ojos.
Trabajo espiritual, aplicado y constante, mediante el cual el alma adquiere una facilidad maravillosa y una asombrosa rapidez para ejecutar cualquier trabajo apostlico. Hay que esforzarse por practicar da a da los buenos propsitos formulados en la oracin.
Es un magnfico empeo, pero que con frecuencia se reduce a un trabajo prevalentemente moral y demasiado poco teologal.
En otras palabras, se procura corregir los defectos y ejercitar las virtudes con intencin de agradar a Dios, pero quedndose en la prctica como desconectados de Dios. El cristiano entonces trabaja solo, olvidado de que en l hay quien podra no slo ayudarlo, sino trabajar mucho mejor que l. No debe, es cierto, descuidar su trabajo, pero lo debe realizar de un modo ms interior, ms teologal, o sea ms dependiente de Dios y de la accin del Espritu Santo.
En lugar de poner la mira directamente en un defecto o en una 3. Nos llenan de asombro las innumerables obras llevadas a cabo por S. Agustn, S.
Juan Crisstomo, S. Bernardo, S. Toms de Aquino, S. Vicente de Pal Pero lo que ms nos maravilla de estos hombres es constatar el que, en medio de tantos trabajos, se mantenan en una continua unin con Dios. Porque beban, por medio de la contemplacin y de la oracin, del manantial de la Vida, obtenan estos santos las energas que necesitaban para el trabajo.
Esto mismo vena a decir un gran Obispo, cargado de trabajos, a un poltico que, ocupadsimo tambin, le preguntaba por el secreto de su inalterable serenidad y de los excelentes resultados de sus obras: A todas vuestras ocupaciones, aadid, amigo mo, media hora de meditacin.
Resolveris fcilmente vuestros asuntos y an podris asumir otros nuevos. Otro ejemplo lo tenemos en S. Luis IX, rey de Francia, quien sacaba de las largas horas que dedicaba a la vida espiritual, la fuerza que necesitaba para atender con magnficos resultados los asuntos de Estado, sobre todo en lo tocante al bien de sus sbditos, especialmente de los obreros y gente humilde.
En suma, se trata de obrar en todas las cosas adaptndose al impulso interior de la gracia y a la inspiracin del Espritu Santo; se trata de ceder y confiar la marcha de la vida interior a la direccin del divino Parclito. Estos slo muestran una falsa piedad. Porque en verdad la vida interior es todo lo contrario al egosmo.
Ya hemos dicho cmo esta vida es el manantial puro y abundante de las obras ms generosas de caridad. Examinemos la utilidad de esta vida desde otro punto de vista. Fue egosta y estril la vida de Mara y Jos? Qu idea ms absurda y grosera! Y con todo no realizaron ninguna accin apostlica directa.
La sola irradiacin en el mundo de su profunda vida interior, las plegarias y sacrificios que hicieron por la obra de la Redencin, fueron suficientes para que se declarase a Mara Reina de los Apstoles, y a Jos, Patrono de la Iglesia. Mi hermana me deja sola en los quehaceres Lucas 10,40 dice, apropindose las palabras de Marta, el necio presuntuoso que no mira otra cosa que sus propias obras. Su presuncin e ignorancia de los caminos del Seor le lleva a decir: Dile, pues, que me ayude Luc.
Yo me santifico por ellos a fin de que ellos tambin sean santificados en la verdad Juan 17,19 , responde el alma que ha profundizado en esta frase del Maestro, conocedora del valor de la oracin y del sacrificio.
Por sus splicas y su unin con Jess alcanza misericordia por los pecados del mundo del mundo. Los que oran deca despus de su conversin el eminente literato y poltico Donoso Corts prestan mejores servicios al mundo que los que combaten, y si el mundo va de mal en peor es porque hay ms batallas que oraciones. Las manos en actitud de splica dice Bossuet derrotan ms batallones que las que empuan armas.
Cuntas innumerables gracias nos habrn alcanzado las almas contemplativas en los claustros y desiertos! Una fervorosa oracin alcanza ms fcilmente la conversin de un pecador que largas discusiones y bellos razonamientos. Y es que el que ora, trata con Dios directamente, la causa primera de toda conversin. Y as dispone todas las causas segundas que reciben su eficacia de la primera. De esta forma se logra con ms rapidez y seguridad el efecto anhelado.
A Santa Teresa no le entraba en la cabeza que pudiese haber un alma contemplativa que no se interesase por la salvacin de los pecadores. Y as llega a decir hablando del infierno: Por librar una sola de tan gravsimos tormentos pasara yo muchas muertes de muy buena gana. Y dirigindose a sus religiosas les deca: Enderezad a este fin apostlico, hijas mas, vuestras oraciones, disciplinas, ayunos y vuestros deseos.
Tal es en efecto la razn de vida de las Carmelitas, Trapenses y Clarisas. Acompaan y sostienen a los apstoles, con sus oraciones y penitencias. Sus plegarias llegan a los lugares ms lejanos donde se anuncia el Evangelio, ganando almas para Dios. Por qu se convierten tantos paganos en pases lejanos? Cul es la causa de la perseverancia heroica de los cristianos perseguidos?
Por qu los mrtires dan su vida con alegra en medio de los tormentos? El mundo lo ignora. Todo es debido a la oracin de tantas almas contemplativas que viven ocultas en sus conventos. Deca un obispo en un pas de misin: Estoy deseando que vengan cuanto antes los trapenses, para que con su vida de oracin alcancen las gracias necesarias para que los misioneros conviertan a muchos.
Y ms tarde aada: Hemos conseguido, por fin, penetrar en una regin inaccesible hasta el da de hoy. Yo atribuyo este hecho a nuestros queridos trapenses. Deca un obispo de Vietnam: La oracin de diez carmelitas obtiene ms conversiones que veinte misioneros predicando. Los apstoles de vida activa sacerdotes, religiosos o laicos que no descuidan la vida interior participan del mismo poder que las almas contemplativas.
Tenemos muchos ejemplos en los santos. Sera absurdo pensarlo tan siquiera. A qu otra cosa podramos atribuir las grandes conversiones de este sacerdote de escasos talentos, sino a su intensa vida de oracin y mortificacin. Supongamos que existiese un S. Juan Bautista Mara Vianney en cada ciudad. Antes de diez aos la recristianizacin de una gran parte de la sociedad estara asegurada. Todos los que son guiados por el Espritu de Dios son hijos de Dios Romanos 8, Esta verdad cristiana fundamental era un tema constante en su predicacin.
No dejaba de invitar a sus hijos espirituales a invocar al Espritu Santo para que su vida interior, es decir, la vida de relacin con Dios, as como la vida familiar, profesional y social conformada por la pequeas realidades terrenas, no estuvieran separadas, sino que constituyeran una sola existencia santa y llena de Dios. Encontramos a Dios invisible escriba en lo ms invisible y material Conversaciones con monseor Escriv, n.
Actual y urgente es tambin hoy esta enseanza suya. El creyente, en virtud del Bautismo, que lo incorpora a Cristo, est llamado a abrazar con el Seor una relacin ininterrumpida y vital. Est llamado a ser santo y a colaborar en la salvacin de la humanidad. La vida habitual de un cristiano que tiene fe --sola afirmar Josemara Escriv--, cuando trabaja o descansa, cuando reza o cuando duerme, en todo momento, es una vida en la que Dios siempre est presente Meditaciones, 3 de marzo de Siguiendo sus huellas, difundid en la sociedad, sin distincin de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad.
Para cumplir una misin tan comprometedora, es necesario un incesante crecimiento interior, alimentado por la oracin. San Josemara fue un maestro en la prctica de la adoracin, a la que consideraba como una extraordinaria arma para redimir al mundo.
Siempre recomendaba: Primero, oracin; despus, expiacin; en tercer lugar, muy en tercer lugar, accin Camino, n. Nos es una paradoja, sino una verdad perenne: la fecundidad del apostolado est ante todo en la oracin y en una vida sacramental intensa y constante. Este es, en el fondo, el secreto de la santidad y del autntico xito de los santos. Cierto que estas almas escogidas son una minora muy exigua.
Pero qu importa el nmero si lo que cuenta es la intensidad de la vida interior! El resurgir del cristianismo en Francia, despus de la Revolucin, debe atribuirse a ese grupo de sacerdotes de profunda vida interior forjados en la persecucin. Gracias a ellos, una corriente de Vida divina vino a encender la fe en toda una generacin aquejada de apostasa e indiferencia. Por qu una nacin cae en la indiferencia espiritual y en el atesmo prctico? Porque la gente abandona la vida de oracin, la vida eucarstica, o porque vive una espiritualidad superficial, meramente sentimental, sin convicciones fuertes, sin coherencia de vida, sin slida formacin religiosa, sobre todo en lo que atae a la voluntad.
De ah que no se haya sabido grabar en sus almas la impronta de Jesucristo. Y cmo se ha empezado a caer en esta mediocridad? No cabe duda que por la pobre vida interior de los sacerdotes, de los consagrados y de los laicos comprometidos en el apostolado. A un sacerdote santo corresponde un pueblo fervoroso; a un sacerdote fervoroso, un pueblo piadoso; a un sacerdote piadoso, un pueblo honrado; a un sacerdote honrado, un pueblo incrdulo.
No puede ser el discpulo mayor que el maestro, sino un grado menos. Las buenas costumbres y la salvacin de los pueblos dependen de los buenos pastores. Si al frente de una parroquia hay un buen cura, bien pronto se ver florecer en ella la devocin, la frecuencia de los Sacramentos y la oracin mental. De donde viene el proverbio: Tal como es el prroco ser la parroquia, en conformidad con lo que dice el Eclesistico 10, 2 : Segn el juez del pueblo, as sern sus ministros, como el jefe de la ciudad, todos sus habitantes.
San Alfonso, a lo siguiente. Es que no puede suplir a la oracin el sacrificio de la abnegacin? Quien trabaja ora. El sacrificio prima sobre la oracin. No considera S. Gregorio el celo de las almas como el sacrificio ms agradable que puedo ofrecer al Seor?. Comencemos por precisar el verdadero sentido de esta expresin de S. Gregorio, valindonos de las palabras del Doctor Anglico.
Dice Santo Toms de Aquino: Ofrecer espiritualmente a Dios un sacrificio es ofrecerle alguna cosa que le agrade. Ahora bien: de todos los bienes que puede el hombre ofrecer al Seor, el ms agradable para l es sin dudar la salvacin de las almas. Pero lo primero que hay que ofrecerla es la propia alma, siguiendo el consejo de la Sagrada Escritura: Quieres agradar a Dios?
Ten compasin de tu alma. Una vez hecho esto, ya podemos ocuparnos de la salvacin del prjimo. La ofrenda del hombre ser tanto ms agradable a Dios, cuanto ms estrechamente una su alma con Dios primero, y despus las de los dems. Pero esta unin ntima, generosa y humilde slo se realiza por la oracin. Entregarse a la oracin y a la contemplacin, y procurar que los otros hagan lo mismo, agrada ms al Seor todas las obras que podamos realizar.
As, pues, concluye Santo Toms, cuando S. Gregorio afirma que el sacrificio ms agradable a Dios es la salvacin de las almas, no pretende dar a la vida activa la preferencia sobre la contemplativa, sino expresar que la ofrenda de una sola alma a Dios le es infinitamente ms. No obstante, la necesidad de cultivar la vida interior no debe hacernos abandonar las obras, si vemos claramente que tal es la voluntad de Dios, porque rehuir este trabajo, o hacerlo con negligencia, desertando del campo de batalla con el pretexto de unirnos ms a Dios, sera vana ilusin y, en algunos casos, causa de verdaderos peligros.
Ay de m dice S. Pablo si no anunciare el Evangelio 1 Cor 9, Hecha esta salvedad, digamos rotundamente que dedicarse a la conversin de las almas, olvidndose de la propia, es una ilusin mucho ms grave que la anterior.
Dios quiere que amemos al prjimo como a nosotros mismos, pero no ms que a nosotros mismos, es decir, nunca hasta el extremo de causarnos un grave perjuicio; lo que prcticamente equivale a decir que tengamos ms cuidado de nuestra alma que la de del prjimo, porque nuestro celo apostlico debe ir regulado por la caridad, y la caridad empieza por uno mismo. Porque amo a Jesucristo deca S. Alfonso de Ligorio, ardo en deseos de darle almas: primero la ma y despus, las de los dems, el mayor nmero posible.
Esto es poner en prctica el consejo de S. Bernardo: No es prudente el hombre que primero no lo sea para s. San Bernardo, el santo abad de Claraval, verdadero modelo de celo apostlico, se rega por esta mxima. Godofredo, su secretario, nos lo confirma: Todo para s en primer lugar, y despus todo para los dems. No te digo escribe el mismo santo al papa Eugenio III, que dejes del todo los negocios del siglo.
Si eres una persona que te debes a todo el mundo, te debes tambin a ti mismo. De lo contrario, de qu te servir ganar a todos los dems, si vienes a perderte t mismo? Reserva tambin algo para ti, y si todo el mundo viene a beber de tu fuente, bebe t tambin de ella. Has de ser t el nico que permanezca sediento? Comienza siempre por cuidar de ti mismo. En vano cuidars de los dems, si descuidas de ti mismo. Haz que todas tus reflexiones comiencen y acaben en ti.
Se para ti el primero y el ltimo, y ten siempre presente que en el negocio de tu salvacin nadie es tan prximo tuyo como el hijo de tu madre San Bern. I, II de Consid. Cap III. Es muy aleccionadora en este sentido la siguiente nota ntima de Mons. Dupanloup: Tal es la actividad en que me veo metido que estoy arruinando mi salud, perturbando mi piedad y no puedo en manera alguna dedicar unas horas al estudio.
Tengo que poner orden en esto. Dios me ha concedido la gracia de darme cuenta que lo que ms impide mi vida interior es el activismo con que vivo. Esta falta de vida interior es la causa de mis. He resuelto, por tanto, dirigir todo mi esfuerzo en cultivar esta vida interior que me falta, para lo cual, con la gracia de Dios, he resuelto hacer lo siguiente: 1 Tomar ms tiempo del necesario para hacer cualquier cosa, as no me ver agobiado por las prisas.
Lo emplear, sin perder un minuto, comenzando por las cosas ms importantes, y no me inquietar si quedan cosas por hacer, etc.
Cualquier joyero prefiere el ms pequeo diamante a muchos zafiros. Del mismo modo, a Dios le agrada ms nuestra intimidad con El que todo el bien que podamos procurarle con nuestro apostolado en favor de las almas, si es en perjuicio de nuestra propia alma. Y a veces permite que desaparezca una obra apostlica, si ve que es un obstculo para el aumento de la caridad de quien se ocupa de ella.
Satans, al contrario, no vacila en halagar a un apstol con xitos superficiales, si con ello consigue disminuir su vida interior, puesto que adivina con rabia dnde se encuentran los verdaderos tesoros a los ojos de Jesucristo. Es decir, da de buena gana algunos zafiros, para quitar un diamante. Esta vida se manifiesta en sus obras exteriores, por ejemplo, en la creacin, pero sobre todo en lo que la teologa llama operaciones ad intra, en esa actividad inefable cuyo trmino es la generacin perpetua del Hijo y la incesante revelacin del Espritu Santo.
La vida de Nuestro Seor Jesucristo es una perfecta realizacin del plan divino. Los treinta aos de recogimiento y de soledad y los cuarenta das de retiro y penitencia son el preludio de su corta carrera evanglica.
Y cuntas veces durante sus correras apostlicas le vemos retirarse a las montaas o al desierto para orar: Se retiraba al desierto a orar Luc 5, Pas toda la noche en oracin Luc. Cuando Marta se queja de la aparente ociosidad de su hermana, el Seor le responde diciendo: Mara ha escogido la mejor parte Luc. Despus de haber ascendido Jess a los cielos, los apstoles, fieles a los ejemplos del Maestro, se reservarn desde el principio para s el ejercicio de la oracin y el ministerio de la palabra, delegando en los.
Los Papas a su vez y los santos doctores de la Iglesia afirman igualmente que la vida interior es superior a la activa. Dios suscitar otros obreros evanglicos para hacer estas obras, si es que realmente hacen falta.
As lo declar Po X, en una carta que dirigi a una congregacin religiosa dedicada a la enseanza: Nos hemos enterado que va cobrando fuerza la opinin, segn la cual, debis dedicaros principalmente a la educacin de los nios, relegando a segundo lugar vuestra consagracin religiosa, porque as parece exigirlo el espritu y las necesidades de la poca actual. Nos oponemos tajantemente a que tal opinin encuentre eco en vuestro Instituto y en otros institutos religiosos que, como el vuestro, se dedican a la educacin.
Convenceos bien, en lo que vosotros atae, que la vida religiosa es muchsimo ms importante que la vida ordinaria, y que por muy apremiantes que sean los deberes que os impone la enseanza, ms inexcusables son las obligaciones con que os ligasteis a Dios. Tal es la razn de ser de la vida religiosa, la primaca a la vida interior. La vida contemplativa, dice Santo Toms, es mejor que la activa y es preferible a ella.
San Buenaventura, al hablar de la vida interior, acumula los comparativos de superioridad para destacar su excelencia: Vida ms sublime, ms segura, ms rica, ms suave y ms estable.
Mara, adems de ser la Madre cercana, discreta y comprensiva, es la mejor Maestra para llegar al conocimiento de la verdad a travs de la contemplacin. Mis conversaciones con las Almas del Purgatorio Almas del purgatorio. Este es un libro para reflexionar. De los nombres divinos Dionisio Areopagita. Anclas Sobre el Abismo Fulton J. En los Estados Unidos lo conocen todos.
Educar, elegir la vida Papa Francisco. Aborto cero Varios autores. Los comediantes Graham Greene. Aceptar Leer mas. Cookie and Privacy Settings. How we use cookies.
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